Era viernes en la noche, Andreina estaba invitada a una cena de las exalumnas del colegio. Hacía más de 10 años no las veía, pero siempre había odiado sus lenguas viperinas y sabía que esas reuniones solo se limitaban a hablar de la una y de la otra, de manera que pensó que mejor era irse a dormir temprano, leer un buen libro y degustar una copa de vino, envés de irse a reunir con sus excompañeras a escucharlas clavar ponzoñas y sembrar cizañas. Andreina era una mujer práctica, vivía sin complicaciones, siempre se rebuscaba la suerte y cuando la encontraba se aferraba a sus crines como el más hábil de los jinetes. Sin lugar a dudas, no solo había nacido con estrella, sino que sabía timonear su barco como la mejor de los marineros para poder maniobrar y enfrentarse a cualquier turbulencia que se le presentara.
Andreina era una mujer altiva, llena de fuerza y valentía. Su pelo negro un poco ondulado, sus caderas anchas y su gran estatura infundían respeto. ¡Todo lo que perseguía en la vida lo conseguía, solo le faltaba el amor, pero en lo más profundo de su corazón sabía que este llegaría, no era para ella una prioridad en su vida, enfocaba toda su fuerza a los negocios, el arte, la literatura y la buena vida, sin tener que responderle a nada ni a nadie! Había veces que la embargaba una tristeza enorme por las injusticias del mundo, pero pronto aquietaba su mente y volvía a ser el mismo ser alegre lleno de vida y optimismo, al fin y al cabo, la vida era un tren que recorría muchas estaciones y había que estar preparado para enfrentar con optimismo y valentía cada una de ellas.
Esa noche, ya se disponía a irse a dormir cuando tocaron la puerta, ¡no tenía ganas de nada! y mucho menos de recibir a alguien a esas horas. Hacía mucho frio y lo único que quería era leer tranquila, tomarse su vino y echarse a dormir hasta el otro día. Pero los golpes no cesaban, cada vez eran más insistentes
– ¡A quien se le habrá ocurrido venir a esta hora!
Se levanta, va hasta la puerta, mira por la ventana y ve a su hermana Julia afuera tiritando del frio. La noche estaba helada, el invierno no cesaba; abrió la puerta y pudo percibir ese olor a tierra húmeda y hierba mojada.
– Hola Julia, ¿que haces ahí parada de maleta en mano a estas horas de la noche? entra, yo ya me iba a acostar, hace mucho frio y mira el torrencial de agua que está cayendo, como has salido en estas condiciones ¿por qué te ves tan angustiada?
– Hola hermanita, qué pena llegarte a esta hora, discúlpame, pero no tenía más a donde ir, tu eres la única que me ayuda a que mi alma encuentre sosiego. Julia era todo lo contrario de Andreina, todo la perturbaba y la inquietaba. Vivía de pelea con la vida, tal vez por eso a donde iba llevaba consigo la infelicidad. Era una mujer de tez blanca, pálida, a pesar de tener una estatura como la de su hermana se veía más chica, caminaba encorvada, desde pequeña nunca pensó en arreglarse, su madre varias veces le decía que parecía un hombrecito. Llevaba su pelo siempre recogido con un caucho, nunca se maquillaba, pero como siempre fue llevada de su parecer y le encantaban las fiestas, pronto conoció a Luis Miguel, un hombre de su mismo estilo, se enamoraron y se casaron por lo civil sin fiesta ni bombos ni platillos. Ese matrimonio fue sorpresa para todos, pero Julia se veía tan feliz, que no se opusieron a ello.
Ven Julia no te preocupes. Andreina se descalza y se sube a la cama, toma la cobija y se tapa de manera que todo su cuerpo queda cubierto. –Hazte aquí y quédate conmigo, así como cuando éramos niñas, ¿que es lo que te pasa ahora?
-Volví a pelear con Luis Miguel, ¡esta vez sí es para siempre!
-¡Hay Julia, cuantas veces te he escuchado decir lo mismo! Seguro esto también pasará, tienes que aprender a manejar esa situación o decidirte y definitivamente romper del todo con él, cosa que no vas a hacer, se ve que lo amas demasiado, sino ya hace rato te hubieras ido. ¿Quién se aguanta semejante peleadera? así que te tocará aprender a manejarlo y sobrellevarlo. Cada día trae su afán y tienes que aprender a sortearlo. Así como existen las estaciones, y cada una tiene su encanto, toca prepararnos para cada una de ellas, así tendrás tu que lograr la armonía, porque si no, vas a enloquecer querida hermana. Ya no eres una niña y no puedes cada que te da la pataleta correr detrás de las faldas de tu hermana, y no es que no te quiera recibir, al contrario, me encanta tenerte cerca, pero tú has hecho tu hogar y es allí donde te corresponde estar.
Andreina levanta la cortina y vuelve a mirar por la ventana, sigue cayendo mucha agua.
– ¡Este invierno esta terrible! Nunca había llovido tanto, lo del calentamiento global no es ningún cuento, ya se van viendo sus efectos. Cuando el cielo está despejado se puede ver a lo lejos la cordillera imponente y bella, pero cuando está gris y lleno de neblina, no alcanzamos a ver más allá de nuestras narices. Voy a traerte una de mis pijamas ¡estás helada! ¿Te traigo un vino? está delicioso, te relaja y podrás dormir tranquila.
-Quiero mejor un café, yo voy y me lo preparo.
-Ni se te ocurra hermanita, déjate atender, ya te lo traigo.
Andreina fue, preparó café y se lo llevó con unas galleticas, trajo un pijama que tenía sin estrenar – bueno ahora sí, mi querida hermanita estamos listas.
-¡Hay hermanita que haría yo sin ti! eres lo más especial del mundo, ¿por qué será que la vida me trata así?
-La vida no te trata así, como tú dices. La vida es maravillosa y solo hay que saber vivirla, disfrutarla degustarla, con todos sus matices, pero tú te empeñas en verla con ojos de amargura y por eso es que no te hayas, ni te encuentras.
-¡Hay Andreina! tú con esa chispa y esa alegría que mantienes donde quiera que estés alegras la velada ¡eres admirable!
-Julia tienes que aprender a hacerle frente a las cosas, la vida no es un lecho de rosas eso es cierto, pero de cada uno de nosotros depende si nos hacemos los mártires, o si decidimos ser felices. Hay días que sale el sol, hay días tristes, oscuros y nublados, pero todo depende del cristal con el que los mires y de lo que tu tengas en tu corazón. La vida es lo que tú quieres que sea. Piensa que la vida es el mejor regalo que hemos recibido. La vida es lo que creemos que es, y cuanto más esperemos de ella más se nos dará, la prueba es que hay muchos pobres felices y muchos ricos infelices. Cada uno da lo que tiene en su corazón Julia, y eso es lo que me preocupa de ti, si tu no cambias tampoco cambiará tu vida.
-Hay hermanita tú piensas así porque tú has sido muy distinta a mí y tu vida ha sido también muy distinta, nadie, nadie, ha entendido yo como me he sentido cuando todos decían que tú eras la más linda, la más inteligente, la alegría del hogar y yo siempre relegada a un segundo plano. Por eso, cuando conocí a Luis Miguel llegó a ocupar un vacío en mi vida y sin pensarlo dos veces me lancé en sus brazos. Era como escapar y demostrarles a todos que yo también podía hacer mi vida,
-pero creo que no lo amaba, es más, apenas me estoy dando cuenta lo que es el amor.
-¡Por Dios Julia! ¿que es lo que estás diciendo? Todos en casa te amamos y todos hemos apreciado lo que eres, ¿por qué nunca me dijiste que sentías eso?
La acercó y la abrazo con todas sus fuerzas, como si quisiera penetrar en su alma, sus ojos se aguaron. ¡Sentía desconcierto! Se sentía como una villana, su hermana había logrado contagiarle su desasosiego, el verla derrumbada de esa manera llorando y moqueando como una niña indefensa. ¡cuanta angustia había en sus palabras! Se sintió abatida.
Solo una cosa tenía clara en aquel momento, y era que debía hacer lo que fuera, para sacarla de ese estado depresivo y devolverle la confianza.
-La vida puede tomar diferentes cauces, pero cada uno de nosotros es el que debe saber cómo encararlos. Si no amas a Miguel tienes que enfrentarlo y dejarlo. No sigas metida en una relación que no te da felicidad hermanita, eso no es justo, ni contigo, ni con él, después llegarán los niños y ellos serán los que paguen las equivocaciones de ustedes.
-No creas, lo he pensado mucho, ¿Y si lo dejo? ¿si me equivoco de nuevo? ¿Si me lanzo a lo que mi corazón me dicta? ¡Tengo tantas dudas! pero a la vez, ¡tantísimas ganas de arriesgarme!
-Yo no puedo creer lo que estoy escuchando Julia. ¡Libérate! quien te dijo a ti que uno necesita de un hombre para ser feliz o para que lo mantenga. ¡La vida es una experiencia maravillosa, no puedes pasar por este mundo y vivir por que sí, y ya! La vida tiene aciertos y desaciertos y tenemos que saber que toda opción tiene una exclusión, por eso, cada determinación que tomemos hay que encararla de la mejor manera y hacernos responsables, Porque somos dueños de nuestras decisiones y ese es nuestro libre albedrio no estar sujetos a presiones, estoy segura que mañana estarás más despejada y pensarás mejor. Ven acá.
Andreina la lleva a su regazo y cae en un sueño profundo, en su rostro reflejaba la placidez que tenía su alma.
Al otro día despertó sobresaltada, se acordó que su hermana estaba durmiendo con ella, no la vio en la cama y corrió a la cocina, luego al baño, la busco por toda la casa, pero Julia se había ido.
Se puso a preparar una taza de café para ver si lograba despejarse. ¿A donde habría ido Julia tan temprano, ¿que otra locura tendría en mente? ¿Qué sería lo que le quería decir y no se atrevió? Le marcó el celular, pero se iba a buzón.
Cuando regresó a la habitación encontró una nota que decía: – La vida es muy difícil, y toca vivirla como vaya llegando. Tu y yo somos muy distintas, no sé por qué las cosas me han aparecido tan a destiempo en la vida. Pero me ha servido mucho hablar contigo.
Andreina seguía insistiendo a su celular, pero Julia no contestaba sus llamadas, optó por llamar a Luis Miguel.
-¿Migue te llamo porque Julia estuvo aquí anoche, son las 5 de la tarde y no sé nada de ella, no contesta mis llamadas está contigo?
-Tu sabes cómo es Julia, tuvimos una discusión y se fue anoche. Estaba seguro que estaba contigo por eso ni me he preocupado. Ya estoy acostumbrado a sus berrinches.
-Por Dios Migue tenemos que hacer algo, esta vez creo que si va en serio.
-Tranquilízate Andreina, ya verás que pronto aparece como el perro arrepentido con la cola entre las patas.
-¿Arrepentida de qué? Miguel por Dios esta situación de ustedes no puede seguir así, llegó la hora de que actúen como adultos y tomen una determinación.
-¿Adultos? ¡Tu hermana seguirá siendo una malcriada de por vida! Ya no tiene remedio y la verdad ¡yo me harté!
Andreina no durmió esa noche, estaba muy preocupada por su hermana, algo le tenía que haber pasado, desaparecer sin dejar rastro eso no era normal. La angustia se apoderó de ella al ver que amaneció y nada de Julia.
Decidió dar aviso a la policía, pero aún no habían pasado las 72 horas reglamentarias. Así pasaron 2 días más y Andreina creía que se moría, y cuando se disponía a ir a poner el denuncio por la desaparición, recibió una llamada de Luis Miguel.
¡Estaba desconsolado! Andreina entró en pánico!
-¿Que te pasa Migue supiste algo de Julia? Háblame por favor que me muero de angustia.
-Luis Miguel ahogado en sollozos, como pudo le respondió: ¡Julia me dejo! Revisé su armario y estaba vacío, se llevó todo, su ropa, sus joyas, sus libros, ¡Todo! Encontré una nota en la que me decía que iría a tu casa esa noche para despedirse de ti porque me dejaba. Es increíble a lo que se reduce la vida. Me duele como pude perderla, creo que no valoré a Julia lo suficiente. Sabía tan poco de ella que ni siquiera me tomé el trabajo de ir a buscar sus cosas porque pensé que allí estaba todo.
-¿Cómo? – Exclamo Andreina al otro lado de la línea, aunque a pesar de todo, sintió un profundo alivio de tener noticias de su hermana.
-¿pero a donde ha ido? Guardo silencio para controlarse, suspiró profundamente Miguel le dijo:
-No quiero entrar en detalles, pero se ha ido con mi mejor amigo.
-¡Migue cuanto lo siento!
Andreina quedo pasmada no sabía que pensar ¿Será que mi pobre hermana encontrará ahora la felicidad? ¡Vivir de la manera como lo hacía Julia no era vivir! Por lo menos había tomado una decisión que a lo mejor no era la más acertada, pero tenía que encontrarse a ella misma. La vida es para vivirla a plenitud, no para pasar por este mundo desapercibidos sin siquiera llegar a conocer el significado de lo que encierra esa palabra. ¡VIVIR! Ojalá Julia lo lograra. Cerró sus ojos y se la imagino sonriente. Miro al cielo y le pidió a Dios que donde estuviera lograra ser feliz.