“El vino consuela a los tristes, rejuvenece a los viejos, inspira a los jóvenes, y alivia a los deprimidos del peso de sus preocupaciones”
Para disfrutar del vino no hay que ser un experto. Hoy en día la gente toma mucho más vino que antes. Parece que esa costumbre europea poco a poco se ha ido adentrando en nuestra cultura. Y es que hay que decir que el vino también es salud, actualmente se recomienda tomar entre uno y dos vasos de vino al día, ya que sus compuestos antioxidantes ayudan al sistema cardiovascular. Diversos estudios han demostrado que una copa de vino tinto al día (no el blanco cuya eficacia es menor), disminuye la concentración de placas aterogénicas en las arterias y aumenta los niveles de HDL o colesterol bueno, lo que mejora la salud cardiovascular. En las mujeres fortalece los huesos, dicen que las que beben vino, tienen menos probabilidad de perder masa ósea que las mujeres que no lo beben.
Aquellas personas que consumen vino en dosis moderadas tienen un 30% menos de probabilidades de sufrir un ataque cardíaco. Tanto el vino tinto como el vino blanco, tienen propiedades antibacterianas. Así lo demostró el estudio llevado a cabo por el experto Martin E. Weisse de la West Virginia University (EE.UU.), que muestra que el vino tiene la capacidad de reducir las bacterias de los alimentos, protegiendo así al cuerpo humano.
El vino aporta minerales como: litio (equilibrando el sistema nervioso), magnesio (reduce el estrés), zinc (mejora las defensas inmunitarias), potasio y calcio (equilibrio iónico y eléctrico). Consumir una copa de vino al día nos ayuda a retrasar el proceso del envejecimiento debido a sus propiedades vasodilatadoras que combaten algunas enfermedades originadas por la oxidación de las células. También es recomendado para la memoria.
El vino ideal, debe ser un vino de buena calidad, qué dé placer, al mismo tiempo que favorezca el plato que se acompaña. La costumbre de blancos para pescados, de tinto para carnes, y rosados para arroces no siempre tiene sentido, lo mejor, es dejarse llevar por el sentido común y el gusto personal, logrando eso sí, que ninguno superponga el sabor del otro, para poder disfrutar tanto del plato como del vino.
La cepa es por definición el tronco de la vid (planta) del cual brotan las ramas, las hojas y los frutos. Existen diferentes cepas, entre las más populares están:
CABERNET SAUVIGNON: La cepa Cabernet Sauvignon es una de las uvas tintas más conocidas del mundo. Son vinos robustos, con sabores y aromas más fuertes, que se mezclan bien con carnes rojas, asadas o carnes más grasas como por ejemplo el cordero. También es buena opción para acompañar quesos fuertes.
MERLOT:El vino merlot se caracteriza por su finura y suavidad. Es de color rubí muy intenso, de graduación mediana y envejece rápidamente sin perder calidad. Son vinos con aromas y sabor más frutales, fáciles de tomar. Mezcla bien con carnes no muy condimentadas, por ejemplo, con un buen par de chuletas de cerdo, pastas, platos con pollo o con quesos suaves.
CARMÉNÉRE: Son vinos tintos más suaves, aromáticos y de gusto delicado. Combinan bien con platos como pastel de choclo, y pastas en general.
SYRAH: Es un vino más complejo, aromático y de sabor más fuerte. Combina muy bien con carnes de caza (por ejemplo conejo o jabalí) o carnes bien condimentadas (ideal para un costillar de cerdo con puré picante).
PINOT NOIR: Es un tinto que parece blanco, suave, levemente cítrico, frutal y aromático. Es ideal para quienes no quieren perder la fuerza de un vino tinto acompañando platos más apropiados para vinos blancos. Ideal para quesos no muy fuertes y carnes blancas como pollo o pavo.
MALBEC: lo dejo de último porque El Malbec, es una cepa intermedia, con sabores sutiles y fácil de tomar. es perfecto para el paladar de mujeres y hombres por sus taninos delicados y buena acidez. Es importante resaltar que para los colombianos este sabor se hace familiar debido a las preferencias gastronómicas que comparten con los argentinos como lo son, las carnes rojas y el dulce de leche. Sabe a cerezo negro, ciruela, frambuesa, zarzamora y arándanos.
Siempre que tengas en mente elegir un vino y no sepas qué vino elegir ¡Empieza por un buen malbec que es una apuesta segura!
ROSÉ: Los vinos rosé (que por lo general mezcla de dos o más cepas) suelen servir para todo. Fríos son ideales como aperitivos, porque son frescos, frutales y fáciles de tomar y combinan bien con casi todo tipo de platos.
Para resumir: En cuanto a las variedades, las más fuertes cuando son jóvenes el Cabernet Sauvignon, seguido de Merlot y Malbec, luego Syrah –el Pinot Noir, es como un vino blanco hecho tinto.