Sueños de colores, sueños azules, verdes, tricolores,
girando en el espacio, en el día y en mis noches.
Sólo sueños… llenos de colores,
que se pintan con la magia que encierra cada día.
Cuando no siento nada es el blanco que inunda mi alma,
es hacer un alto en el camino y detener el encanto de la vida,
es no tener colores con que pintar mi sonrisa.
Cuando llega la ilusión llega el verde a mi vida,
es esa mágica esperanza que da el despuntar del día,
esas ganas de vivir, de derrochar alegría,
de elevar cometas, fabricar castillos y vivir fantasías.
De pronto un día gris nos llena de gran melancolía,
de esa tristeza oculta que a veces nos visita,
cuando cae la lluvia nuestra alma se agita,
se nos oprime el pecho y corre una lágrima por nuestra mejilla.
Llega el azul entonces a visitar nuestros días,
a dar color al gris de la monotonía,
para pintar de nuevo una ilusión
y fabricar sonrisas.
Sale el Sol en nuestra vida y la pinta de Amarillo,
nos llenamos de alegría, adquirimos un gran brillo
que se convierte en naranja para dar fuerza a los sueños,
hacerlos girar y convertirlos en un arco iris
de ilusiones y proyectos.
Así los colores toman forma cada día,
y es cuando llega el rojo con su pasión desbordante
a enriquecer la vida, el corazón palpita y se llena de alegría.
Rojo, apasionado rojo que pintas de ilusión las noches y los días,
que inundas con pasión las miradas y ruborizas mejillas,
permanece rojo siempre rojo, rojo intenso para que no te destiñas.