Benches and trees in fog, behind Dickey Ridge Visitor Center in

 

El autobús, iba tan veloz como una ráfaga. Eran las 8 de la mañana y Clara tenía su mirada fija en el horizonte y su IPad en la mano, solo se escuchaba el sonido de los disparos, al paso de que iba tomando las fotos por la ventana del autobús, donde 25 personas comenzaban su viaje en un tour por todo Europa. Estaban felices, todo era desconocido para ellos, las expectativas eran muchas y poco a poco todos se fueron haciendo amigos. Clara, continuaba su viaje en silencio, ensimismada, cabizbaja, pendiente solo de la ventana y de sus fotos, no hablaba con nadie, estaba imbuida en sus pensamientos, parecía que se buscaba a ella misma, o buscaba su alma que se había quedado perdida en ese infinito que se divisaba a lo lejos.

El bus hizo su primera parada, toda la excursión se bajó como de costumbre a almorzar en uno de los restaurantes del camino.  Era muy extraño, todos viajaban con compañía y Clara permanecía sola y en silencio, era un viaje demasiado largo para una mujer de más de 70 años que se aventuraba a una experiencia donde las jornadas son extenuantes y bastante agotadoras. Hay que lidiar con el equipaje, la comida, los horarios, subir y bajar maletas a diario, y Clara, ya estaba bastante entrada en años para ese agite. Ella siempre vestía con falda larga que le llegaba a su tobillo, camisa blanca de puño, los botones de su blusa hacían una hilera formando un camino que se extendía hasta su pubis, se notaba débil, con su cuerpo encorvado, su pelo largo, amarrado con una trenza, su piel seca y ya bastante ajada por el paso del tiempo, su aspecto parecía el de una monja y así la habían apodado sus compañeros.

Al verla tan sola, Elena se le acercó.

–– Hola Clara ¿como te ha parecido el viaje?

Clara la recibió de manera amable pero parca, parecía que no le interesaba intimar con nadie y mucho menos, sostener conversación alguna.

–– Me ha gustado mucho. La verdad, hacía muchos años que había querido venir y recorrer Europa, pero no me había sido posible. Mi esposo, falleció hace 6 meses, y yo tuve recientemente un derrame cerebral, que me tuvo mucho tiempo limitada, así, que tan pronto pude y me sentí bien, decidí viajar sola, y después de que el tour llegue a su fin, seguiré a Croacia a pasar unos días con mi hermano.

––Cuanto lo siento Clara, debes de haber quedado muy sola.

––Me quedaron mis 3 hijos, Marco, Manolo e Isaac. Mire, aquí tengo las fotos de ellos. Se las enseño en su Ipad, el mismo con el que se dedicaba a hacer ráfagas. Ellos ya están muy grandes y cada uno tiene su vida hecha.

–– Adelante Clara, eres de admirar. La verdad es que nunca es tarde para cumplir los sueños. En todo caso para que no te sientas sola, cuenta con Carlos mi marido, y conmigo. Estaremos siempre ahí para ayudarte si necesitas algo o hacerte compañía.

––Muchas gracias. Lo tendré en cuenta. Son todos muy queridos.

––Carlos, acabo de hablar con Clara, y, la verdad quedé con más dudas que antes, hay algo muy extraño en ella que no logro entender.

––Por qué, ¿te dijo algo?

––Su historia no es nada convincente, me dijo que recientemente había tenido un accidente cerebral el cual la había mantenido inmóvil mucho tiempo, incluso, había estado en cuidados intensivos varios meses.

––¿Y entonces que hace aquí?

––No sé, es bastante curioso. Me dijo que ella no había atravesado el túnel, porque todavía le faltaba una misión que debía cumplir en la vida, y eso hizo que volviera de regreso.

––¿Y cómo es que sus hijos le han permitido hacer este viaje sola?

––Sí, es bastante inusual, ¿verdad?

El autobús retomo su rumbo, El Tour seguía su ruta, a través de las ventanas, se divisaban hermosos paisajes, pastizales verdes que se extendían en el horizonte, Sembrados inmensos de girasoles que despertaban la sensibilidad de todos los viajeros, todo un ritual de belleza y perfección, era imposible no extasiarse ante semejante belleza.

Todo el grupo se dedicaba a hacer bromas, reír, y disfrutar del paisaje, Clara no musitaba palabra, lo único que hacía era tomar y tomar fotos desde su ventana, tenía un aura de misterio que cada vez despertaba más interés entre el grupo, además, era impredecible, de pronto expresaba repentinamente una opinión sin que nadie se lo pidiera. Ya todos comenzaban a rumorar y a especular sobre su presencia, ¿quien era, por qué estaba allí, realmente cuál era su objetivo, sería una espía?  pero espía de que? más de uno quería descubrirlo, por eso, la atención de todos se concentraba en ella y su misterio.

El autobús se detuvo y el guía invitó a que todos se bajaran para hacer el recorrido, uno a uno fue descendiendo del autobús, allí, se imponía la torre Eiffel, símbolo de Paris, la gente estaba maravillada, era el sueño de más de uno situarse allí. Todos posaban, unos les tomaban las fotos a otros, Elena se acercó a Clara

––Clara yo te tomo la foto junto a la torre.

––Muchas gracias Elena. Van a creer que yo no estuve aquí, pues no estoy en ninguna foto. Le entregó el IPad a Elena, y esta procedió a tomarle la foto. Todos se rieron ante el comentario

por primera vez, se le oía decir algo, que incluso, sonó gracioso para el resto del grupo.

––ya era hora que musitara alguna cosa nuestra querida Clara, respondió con gracia Carlos el marido de Elena.

–– Clara revisa la foto, para ver si te gusta.  Si no, te tomo otra, no hay problema.

pero cuál no sería la sorpresa de Elena, cuando al verla se dio cuenta que Clara no aparecía en la foto.  Elena se asustó,

–– ¡Dios que mala fotógrafa soy! Le tome a la torre y no a ti, ven yo la repito de nuevo. Clara sonrió y contestó.

–– no te preocupes Elena, lo importante es la intención, ya me tomarás otra más adelante.

El viaje continuó, todos se subieron al bus, y Elena se sintió mal por no haberle tomado la foto a la pobre Clara. Todos estaban cansados, y uno a uno se fueron quedando dormidos

Esas interminables jornadas para llegar de un país a otro, dejaban grandes espacios de silencio. En el ambiente solo se escuchaba el clic de las fotos que incansablemente tomaba Clara.

El viaje pronto llegaría a su fin, llevaban tantos días juntos que habían hecho diferentes amistades y querían continuar la relación de amistad que había nacido entre todos, así, que intercambiaron teléfonos y mails para contactarse después. Habían conformado un lindo grupo, prácticamente una familia. Clara, aunque nunca logró socializar con todos, incluyó también sus datos. El último día se reunieron y cenaron todos juntos, compartieron unas copas de vino, le dieron un regalo al guía como era la costumbre e intercambiaron experiencias del viaje entre todos.

Carlos se paró y dijo: ––Tomemos una foto para la posteridad. Le pidió el favor a un camarero para que no quedara nadie por fuera. Uno a uno fue pasando su cámara para que la foto fuera tomada.

Durante muchos años el grupo se seguía reuniendo para mantener los lazos de amistad, es más, después hicieron muchos viajes juntos, se había conseguido formar una hermandad que había permanecido a lo largo del tiempo y siempre el tema que trataban era el mismo. Recordar a Clara, pues después de que todos llegaron a casa y miraron las fotos que habían tomado con sus cámaras, notaron que Clara no aparecía en ninguna de las fotos del grupo. Cuando vieron esto, entre todos se llamaron, estaban asustados, los que ni siquiera se habían percatado de su ausencia, terminaron impresionados ante este enigma. Como Elena tenía el teléfono de Clara, llamó a su casa para ver cómo se encontraba después del viaje ya que ella había seguido para Croacia a visitar a su hermano.

––Buenas tardes ¿quien habla?

––Habla Manolo

––Que tal Manolo, ¿me puedes comunicar con tu madre?

––Manolo sorprendido le pregunta. ¿Quien la llama?

––Soy Elena, una amiga de Clara, pertenezco al grupo que viajó con ella a Europa hace unos meses, y cómo no hemos sabido como le fue a Clarita, ya que siguió hasta Croacia, quería hablar con ella para saludarla y ver como está. ¿Me la puedes pasar?

Manolo estaba pasmado. No entendía para nada lo que escuchaba al otro lado del teléfono. Sorprendido le respondió:

–– Oiga señora, usted debe estar equivocada. Mi mamá murió hace ya más de tres años, no puede haber viajado con ustedes.

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